Ochocientos cincuenta y cuatro millones de personas del mundo están subalimentadas, esto es, disponen de menos de 1.900 calorías diarias. De este número, 820 millones se encuentran en países en vías de desarrollo, en contraste con las 823 millones que había en 1990.
Este informe anual publicado ayer por la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, no muestra ninguna mejora en estos últimos diez años. En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de noviembre de 1996, los jefes de Estado y de gobierno de 180 países se fijaron como objetivo reducir a la mitad para el 2015 la cantidad de gente con hambre.
De todos modos, es cierto que a raíz del crecimiento demográfico, la proporción de personas subalimentadas en los países pobres pasó de un 20% en 1990-1992 a un 17% en 2001-2003. Este cambio sigue siendo débil. “En realidad, no se logró ningún progreso" admitió Jacques Diouf, director general de la FAO, para quien esta baja de 3 millones en la cantidad de personas subalimentadas en los países pobres “puede deberse aun error estadístico.
Según la organización, “las tendencias más recientes son verdaderamente preocupantes”. Muestran un aumento de 26 millones de personas desnutridas entre 1995-1997 y 2001-2003, luego de una baja de 100 millones en los años 80. La mediocridad de estos resultados oculta importantes disparidades regionales.
Asia y el Pacífico registraron progresos reales, con excepción de Corea del Norte, Bangladesh y Pakistán. En China solamente, la cantidad de personas desnutridas disminuyó en 45 millones. Latinoamérica registra mejoras también, salvo en Venezuela.
La FAO subrayó que la cantidad de personas subalimentadas aumentó en Cercano Oriente, en el norte de Africa y en la región africana al sur de Sahara. Esto hizo que la cantidad de desnutridos pasara en 10 años de 169 a 206 millones, cuando los objetivos fijados en 1996 hablaban de la necesidad de llevar esa cifra a 85 millones para 2015. Los países con mayor peligro son también los que pasaron por guerras, como Burundi, Eritrea, Liberia, Sierra Leona o la República del Congo.
Si se tienen en cuenta los resultados de estos últimos años, sólo el este asiático logrará disminuir en más de la mitad su cantidad de desnutridos, mientras que el sudeste asiático la reducirá sólo en un tercio, como Latinoamérica.
En el Cercano Oriente y en el norte africano, la situación se agravará, de hecho, ya que las personas subalimentadas serán 36 millones en 2015, luego de las 24 millones que hubo en 1990.
Es en la zona africana al sur del Sahara en donde la situación es la peor. Y así se mantendrá, al parecer. El informe de la FAO muestra que la concentración del hambre en las zonas rurales demuestra que sin inversiones fuertes para el desarrollo rural y agrícola, no podrá haber ninguna mejora significativa.